miércoles, 3 de agosto de 2016

Deshacerse de los celos

Nadie que ame está libre de los celos. Y tampoco de la infidelidad. Aquel que se ve engañado por su pareja, casi siempre reacciona celoso. Así que tampoco aquí nadie se ve inmune ante ellos en su vida. Los celos pueden ser como una fiebre.


Constantemente pasan por la cabeza las mismas imágenes: uno ve cómo su pareja se abraza a otra persona, cómo la ama, cómo se muestra más cariñosa y alegre con ella... Hace cosas con el otro individuo que no había hecho con uno. Independientemente de que se acierto o no, uno no consigue librarse de esas imágenes, que llevan al odio, a la envidia y a dudar de uno mismo.

Esa parte oscura del amor corresponde a la sensación de que nos han robado algo y de que, al hacerlo, alguien a quien amamos nos compara con otra persona y, en esa comparación, salimos mal parados. Es consecuencia del miedo a no poder competir con el otro y, de alguna forma, a sentirse indefenso, pues una gran parte de lo que sucede tiene lugar a nuestras espaldas, esto es, sin que nosotros estemos presentes, lo que viene a significar una amenaza elemental. Así reacciona nuestro cuerpo en ese momento: se prepara tanto para la lucha como la huida.

Y la central de mando en el cerebro pone en marcha una reacción en cadena: coloca al organismo en situación de alarma, las glándulas suprarrenales tienen que descargas más adrenalina, nuestra hormona de protección, el corazón late más rápido, el cerebro y los músculos son abastecidos con más oxigeno y un sudor frío cubre el cuerpo.

En la mayoría de las personas, desaparecen las ganas de comer, pero otras también reaccionan comiendo desmesuradamente para compensar el amor perdido.

Por regla general, los chicos celosos tienden a ser agresivos, incluso agrediendo al contrincante o causándole otro tipo de daños, tienden a ser muy rígidos y se cierran como una ostra cuando se les hace daño. Las chicas en cambio, suelen actúan con astucia, tejiendo intrigas contra "la persona intrusa". Pero también parece que las mujeres perdonan antes una infidelidad, porque para ellas, la unión sentimental suele ser lo más importante; "juntan" allí donde parece que no hay nada que "juntar". 


La causa principal de los celos excesivos suele ser la falta de autoestima, de autovaloración. Así, una buena dosis de autoestima protege contra sentimientos autodestructivos. Y para que esto resulte, es la adolescencia donde se colocan los principales fundamentos.

Si nos encontramos en una situación de celos, debemos ser, en primer lugar, buenos con nosotros mismos. No debemos cometer el error de intentar autoconvencernos de que no nos quiere nadie o de que todo el mundo nos señala con el dedo. Tampoco intentar reprimir los celos, sino comprenderlos. Nadie pasa por esta vida sin heridas.  Desahogarse tranquilamente dejando, si es necesario, correr las lágrimas. Eso ayuda más que el tramar algo contra el inevitable adversario.

Hay que hacer cosas que nos gusten y que nos distraigan: deporte, ir al cine con los amigos, leer un libro, planificar las próximas vacaciones o visitar familiares en otra ciudad. En definitiva, ¡tú eres la persona más importante en tu vida! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario