viernes, 25 de noviembre de 2016

Muere una pequeña parte de nosotros.

Todo cambia un ritmo vertiginoso. Un día estás arriba,otro día estás abajo. Después, están esos días en lo que ocurre algo que lo cambia absolutamente todo. Una situación que rompe con tu antiguo yo para construir uno nuevo,marcado por la experiencia. Sin darnos cuenta, muere una parte de nosotros. 


Es algo más que crecer o madurar. Es cuando un suceso te obliga a adaptarte a la situación que se produzca nos guste o no. Es cuando por un momento no eres el mismo que eras ayer debido a todo lo que ha ocasionado el cambio. Estamos condicionados por los acontecimientos que vivimos,aunque a veces no seamos conscientes de ello. Una parte de nosotros se muere. Una parte de nosotros se va. 

Las pérdidas nunca han sido fáciles, ni siquiera cuando se trata de encontrarnos a nosotros mismos. Hay consecuencias emocionales. Aunque suframos esa pérdida,el mundo sigue sin nosotros. Las despedidas son duras. Decir adiós es difícil realmente sobre todo cuando nos hemos acostumbrado a una forma de vivir. La pérdida no desaparece,solo el paso del tiempo aligera su carga. 

Pero, dejamos pequeños trozos de nosotros mismos, pequeños detalles que conforman grandes días, recuerdos...cosas por las que nos recuerdan, incluso cuando nos hemos ido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario