jueves, 21 de julio de 2016

Maniáticos del control

Tener controladas las cosas de nuestra vida, nos proporciona seguridad. El control, proporciona estabilidad. 

La realidad, es que todo es tan sumamente volátil y efímero, que es imposible controlarlo todo. Cuando se incorporan nuevos elementos a la acción, cuando colisiona lo imprevisto contra todos nuestros pronósticos, entra en juego la duda. Cuando se pone un obstáculo en nuestro camino, aferrarnos a nuestra misma manera de comportarnos, a nuestras expectativas, nos produce una tensión de querer controlarlo todo y seguir nuestro plan sí o sí.

Sin embargo, las nuevas circunstancias, piden un cambio de rumbo o simplemente, que tengamos paciencia. Esperar llegar a nuestras metas a través de un camino recto implica que nos frustremos cada vez que aparece un obstáculo. 


Para conseguir nuestros propósitos, necesitamos flexibilidad, reconocer que hay veces que no merece la pena destruir los obstáculos para en lugar de ello, bordearlos y seguir avanzado. 

Ante la duda, ante la incertidumbre, podemos optar por dos opciones: Resignarnos, o aceptar la realidad. Una vez la aceptamos, somos conscientes de que aquello a lo que aspiramos es duro y difícil. Reconocemos lo que sentimos. Cambiamos la idea de una incertidumbre negativa por la de una espera que finalmente, nos servirá para aprender.

Una vez reconocido y aceptado la realidad, se potencia nuestra seguridad, nuestra confianza en nosotros mismos, nuestras ganas de avanzar, nuestras ganas de seguir luchando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario