jueves, 20 de octubre de 2016

El corazón de guerrero

En la Edad Media, los guerreros defendían grandes fortalezas, luchaban guerras por su patria o protegían a su amor verdadero. 

Enfundados en una gran coraza metálica y con espada en mano estaban dispuestos a adentrarse en beligerantes batallas. Con la coraza evitaban, protegiendo su cuerpo de cualquier contacto, un trágico final. 


Aunque los tiempos hayan cambiado, las personas seguimos utilizando corazas aunque sea distintas a las que utilizaban los guerreros por entonces. Nacemos inocentes,ingenuos, ilusos. A medida que nos hacen daño,construimos corazas. Corazas impermeables al dolor pero también al amor y a las cosas buenas que con ella no nos permitimos disfrutar. Una coraza,un muro,una venda. Al fin y al cabo todas cumplen la misma función: Protegernos. Pasamos dolor y así nos protegemos, con una gran coraza de la cual creemos que va a mantenernos sanos y salvos, ajenos a cualquier tipo de daño. 

Es normal que tras una mala experiencia,nos enfundemos en ella durante un tiempo. Las corazas son buenas para determinados momentos en los que necesitamos reponernos y recuperar la confianza perdida,pero solo eso,por un periodo de tiempo. Llevar una coraza siempre pesa demasiado,y al igual que con ella no traspasa el dolor tampoco traspasarán muchas cosas que nos producen felicidad.

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