sábado, 10 de enero de 2015

Capítulo VII: Si Morfeo me lo permite...

Suelo dormir poco, dependiendo de mi estado de ánimo o mis circunstancias, apoyo a Leonardo da Vinci con su frase «Dormir es perder el tiempo». No obstante, sí que reconozco que doy mucha importancia a los sueños. 

Curiosamente, es un tema con el que hablo con mi amigo Javi, y aunque la temática de éstos sorprende bastante: los hay comunes, eróticos, ilógicos, surrealistas, absurdos pero también simbólicos y que posteriormente a tenerlos, les encuentro significado, sobre todo aquellos en los que se aparecen personas que no conozco, donde algunas también con el tiempo llego sorprendentemente a conocer... 
¿Casualidad o Causalidad? Nunca llegaré a saberlo...
Aunque no seamos capaces de recordar (todo el argumento de) lo que soñamos, sabemos que lo hacemos cuando dormimos. El misterio de este fenómeno ha sido perseguido por la curiosidad humana desde el principio de los tiempos hasta tal punto que hoy en día parece haber sido desvelado: 
«Soñar es como pensar pero de otra forma diferente al tipo de pensamientos que tenemos cuando estamos despiertos. Lo más sorprendente es que podemos llegar a ser capaces de resolver problemas mientras dormimos».  
Nadie parece negar que los sueños reflejan nuestras angustias o traumas que no podemos expresar conscientemente, cuestiones que nuestro cerebro es incapaz de resolver cuando tenemos los ojos abiertos y que aborda solamente cuando dormimos.  
No obstante, hay otro enfoque más: los sueños nos ayudan a resolver problemas. Si queremos solucionar los enigmas que nos acosan, solo hemos de dormir un rato. Si partimos de la premisa de que los sueños son siempre muy visuales y contienen una linea argumental cuya naturaleza es casi ilógica, rara vez el sueño que recordemos será lógico. (Fuente: Neoteo » Tecnología, todos los días)

Todo se complica con las pesadillas, a las que podemos clasificar como una subcategoría del sueño. Es indudable el contenido emocional o atemorizador de las pesadillas, por lo que no es de extrañar que recordemos su detalles vividos al despertar e incluso a lo largo del día por el gran impacto que provocan en nuestra mente. 
A diferencia de los sueños, éstas tienen como propósito mostrar lo que nos inquieta desde dentro a niveles más profundos. Son el claro indicio de temores que debemos reconocer y confrontar, como si nuestro subconsciente nos diera un toque para que prestáramos atención y dejáramos ya de huir, ignorar o rehusar a aceptar una situación particular de nuestra vida. (Fuente:  Misabueso: Comunidad Interactiva)

El mundo de los sueños es un terreno que magistralmente Freud se encargó de estudiar, solo tengo nociones puramente teóricas o mejor llamadas desde enfoque científico  como lo mencionado arriba (a base de introducción)  y al ser tan inmenso, sería complicado de acotar e incluso resumirse a una entrada de este blog. Por ello lo enfocaré ahora a lo personal o visto de otro modo, a lo práctico o mejor referido a ello como basadas en la experiencia.





Los sueños más recurrentes que he tenido han sido tres:
  1. Caer de un precipicio o de cualquier lugar donde sé de sobra que me haré daño o incluso me mataré. Este suele ser tan "real" que a veces me incorporo rápido, con la respiración agitada y sudando. Justamente antes de llegar al suelo.
  2. Caminar con un pie descalzo por la calle mientras que el otro está calzado.
  3. Serpientes, todo tipo de ellas. No es que me ataquen, solo que mi casa se llena de ellas, la rodean y la invaden. No me hacen daño pero me siento angustiado al tener a "semejantes invitadas" que me retienen como si estuviera secuestrado y todo aquel que intenta entrar a ayudarme o que está conmigo en la casa, sale mal parado...

Haciéndome a un lado de lo ilógico de muchos sueños, porque en el TODO siempre habrá elementos prescindibles, incomprensibles, útiles y significativos, bien es sabido que a lo largo de la historia se han relacionado a los sueños con el mundo de los espíritus o el Más Allá  convirtiéndose en su  medio de contacto. No os debe extrañar tal afirmación si habéis leído antes el Capítulo III: ¿Qué pasa cuando morimos?, donde enfoco tal tema con el Más Allá y me sirvo de él para explicar mi perspectiva o creencia.

A donde quiero llegar es que defiendo la teoría de los sueños premonitorios. No creo ser la única persona que ha sabido lo que iba a suceder con horas, días, semanas o meses previos. No me considero vidente, pero es un fenómeno extraño que apoyo porque lo he experimentado. No hay más.

Vinculado a esto último y a diferencia de lo que se crea sobre que los déjà vu, sobre si existen en realidad o la explicación científica de que solo son "impresiones", me inclino a favor de que son "sueños olvidados que viven en mi estado de vigilia".  

Si bien he dicho que somos incapaces de recordar todos nuestros sueños de una noche (donde según se dice, tenemos demasiados y son inconexos entre ellos), el déjà vu es el ejemplo raro de que se quedan tatuados, grabados, anclados, como vosotros lo queráis llamar, en nuestro mundo onírico. 


Mientras que algunos sueños que etiquetamos de relevantes (y sea por la cuestión que sea sí recordamos frente a otros) se convierten en premonitorios y por tanto, no es fácil "dirigirnos" a ellos... los déjà vu por el contrario, parecen conducirnos a un camino más largo que seguir hasta llegar a ellos, ya que al no estar "frescos" tales recuerdos del sueño, tenemos evidentemente esa sensación de que vemos algo por segunda vez pero al estar "desprevenidos" mostramos una sensación de sobrecogimiento, extrañeza o rareza.
Obviamente, si la experiencia que ocurre en ese momento no nos suena, es que es nueva y por tanto, ni nos sobrecoge, ni nos extraña ni la vemos rara, pasará desapercibida porque se unirá a los recuerdos que vivimos cada día, volviéndose insignificante e incluso con el tiempo, irrelevante y olvidada.

A modo de conclusión, siempre defenderé que el universo es demasiado inmenso para poder reducirse a la explicación de un mero mortal... nuestro afán de clasificar y etiquetar todo, reducirlo a la lógica, es una idea absurda que deberíamos asumir y dejar de engañarnos. Los sueños entran en ese grupo, deberíamos dejarlos ser, y cada cual que los interprete como quiera, ya sea el contenido de los mismos o el significado que les otorga.



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